Para eso debemos volver al Oriente Medio, a doce mil años atrás, donde hubo un gran descubrimiento. Una Simple mujer recolectora se dio cuenta de que, en el local donde desechaba los residuos de cereales, una nueva planta del mismo cereal volvía a nacer.

Podemos decir que con este descubrimiento, empezó lo que hoy llamamos agricultura, pues el hombre ya no necesitaba dislocarse de un lugar a otro en busca de alimentos.

Esto brindó al hombre un mayor entendimiento sobre el ciclo de la naturaleza, con el que fue capaz de programar los ciclos de cultivos, consiguiendo así una alimentación garantizada.

Sin la necesidad de las migraciones en busca de alimentos, por primera vez en la historia el hombre pudo establecerse en una región dando origen a las aldeas y ciudades.

Aproximadamente tres mil años después del descubrimiento de la agricultura la misma llega a Egipto.

Las primeras plantas cultivadas fueron el trigo y la cebada, sus orígenes infelizmente han sido perdidos en el transcurso de la historia.

Con nuevas técnicas aplicadas, como la rotación de cultivo y así también la introducción de nuevos cereales, en el siglo XVII se da inicio en Holanda e Inglaterra a lo que hoy conocemos como agricultura moderna. Gracias a estas nuevas técnicas se intensificaron los cultivos y esto generó un gran aumento de rendimiento.

Fue a finales del siglo XIX, cuando la agricultura pasó por su mayor transformación, con los avances científicos y de ingeniería empieza la mecanización de los cultivos y la utilización de abonos químicos.

En 1858 el Norteamericano J.W. Fawkes construye un arado con motor a vapor, que fue considerado el primer tractor del mundo.

34 años después el también Norteamericano John Froelich construye el primer tractor de motor de gasolina completamente funcional.

Con la mecanización la agricultura pasa a ser una actividad muy similar a la industrial, las exigentes tareas de sembrar, cosechar y trillar pueden realizarse de forma rápida y a una escala antes no pensada.

En la segunda mitad del siglo XX, ocurrió un salto en la tecnificación de la agricultura mundial, basándose en mejoras tecnológicas avanzadas como las semillas de alto rendimiento, este momento de la historia la conocemos como Revolución Verde.

Algunos de estos cambios en la agricultura han causado severos problemas ambientales durante los primeros años, como la contaminación de suelos y acuíferos, afectando directamente la biodiversidad.

A fin de resolver estas problemáticas, se han planteado soluciones como la siembra directa, la agricultura de precisión, curva de nivel, volviendo así a la agricultura una actividad cada vez más sostenible a fin de causar el menor impacto ambiental posible.

Con la manipulación genética se logró una mejor gestión de nutrientes del suelo, y las mejoras en el control de las semillas han aumentado enormemente las cosechas por unidad de superficie.

En un Paraguay no colonizado, el pueblo guaraní vivía básicamente de la caza, pesca, y algunos cultivos.

El hombre se encargaba de la caza y pesca, mientras las mujeres eran responsables por las actividades agrícolas.

Los guaraníes se dedicaban principalmente al cultivo de mandioca, papa, maíz, maní, poroto y también la yerba mate.

La llegada de los españoles significó la introducción de nuevas técnicas de producción, efectivamente el descubrimiento del hacha revolucionó la técnica de destronque y fue muy apreciada por los guaraníes.

Así también, los españoles introdujeron nuevos cultivos, como los viñedos, los cereales, caña de azúcar, algodón y entre otros que se sumaron a los cultivos locales.

La yerba mate, una planta originaria de la región de Mbaracayú, tuvo gran aceptación y difusión entre los españoles, dando así, inicio a su explotación y comercialización.

En 1864 el Paraguay se ensombreció durante los años de la guerra contra la Triple Alianza, las mujeres asumen una activa participación en la organización de la agricultura debido a la ausencia de los hombres.

En el periodo de post-guerra la mujer paraguaya volvió a ser protagonista, al tomar las riendas de las producciones para alimentar a los suyos y comercializar sus productos.

Las secuelas de la primera guerra mundial en Europa beneficiaron a Paraguay en cuanto a la demanda de materias primas y flujo de entrada de capitales en las empresas agro-extractivas.

Este auge económico tuvo su base en la yerba mate, la carne y la madera. Así también como en la exportación del tabaco.

Ya en los setenta hubo un crecimiento en la agricultura mecanizada, la superficie cultivada fue aumentando alrededor de unos 10% anuales en el Este del país.

La soja fue el cultivo que ocupó mayor terreno, seguido por el maíz, el trigo, el girasol, la canola, la cebada y otros de menor expansión.

El éxito de la soja en el mercado internacional provocó el aumento de la producción. El crecimiento de área de siembra ha aumentado en un 61% entre los años de 1996 y 2003, ya que ese año se cultiva un área de 960.000 Hectáreas y en el último señalado llega a 2.227.426 Hectáreas, ya en el año de 2014 se suma más crecimiento llegando a 3.500.000 de hectáreas cultivadas.

Paraguay hoy se encuentra entre los mayores productores del mundo, llegando a ser el 6to mayor productor de soja en la actualidad y el cuarto mayor exportador mundial.